Obreros, caballos y mulas fueron quienes abrieron paso sobre la fértil tierra patagónica, y así, poder cultivar la materia prima necesaria para fabricar el azúcar.
Muchos testimonios coincidían en lo llamativo del tamaño de las remolachas. Hubo casos de algunas que llegaron a pesar 15 kilogramos.
Los expertos en el cultivo de la remolacha eran en su mayoría inmigrantes europeos, gran parte de estos de origen polaco.
Uno de los recursos estilísticos de nuestro trabajo fue filmar ventanas.
Ventanas que nos hablaban de un pasado.
Ventanas que nos ofrecían una mirada a aquello que queríamos llegar.
Ventanas, que como una pantalla de cine nos proyectaban imágenes que nos hacían viajar a la memoria que necesitaba ser sacada a la luz.
Vista del edificio central en donde se elaboraba el azúcar y de los vagones del trochita angosta que servían para transportar la remolacha (materia prima) y el producto final una vez elaborado.
Esto fue en julio de 2003. Estudiabamos cine en La Plata y nos unía la amistad, entonces decidimos apostar por un proyecto en común. Cuando llegamos, el pueblo nos recibió con los brazos abiertos, Tony Marcatlli e Inés Luna, ambos comprometidos con el rescate de la historia regional fueron los primeros en brindarnos todo su apoyo. Tony, con su Centro Documentario Patagónico, Inés, con su archivo histórico personal y llevando adelante el museo, fueron personas claves para comenzar con la investigación.
Juan Raúl Lesiuk nos ayudó con rollos fotográficos y con la movilidad para recorrer las ruinas de la fábrica, el Casco La Luisa y Colonia San Juan.
Un año y medio más tarde, en Febrero de 2005, volvimos a realizar nuestro primer rodaje.
Federico Menna (Venado Tuerto, Santa Fe), Rafael Ontiveros (General Conesa, Río Negro), Cecilia Parodi (Bahía Blamca, Buenos Aires) y Bruno Manca (Mar del Plata, Buenos Aires) -de izq. a derecha- juntos en el Museo Histórico Regional de General Conesa.
Fue uno de los capataces de la fábrica. En el momento en que le hicimos la entrevista tenía 95 años. Con toda su lucidez nos contó sobre sus actividades y sobre su indignación por la injusticia del cierre de la planta y su posterior destrucción con dinamitas.
Este edificio era originalmente el comercio de ramos generales de los hermanos García. Esta empresa abastecía de mercadería, entre otras cosas, a la fábrica azucarera y a los empelados de la misma.
Posiblemente llenando de provisiones los camiones para llevarlos a las colonias donde se trabajaba para la fábrica.
En ese edificio, donde funcionaba el ramos generales de la familia García, hoy día se encuentra el Museo Histórico Regional.
Siestita reparadora de las damas del equipo.
Cecilia Parodi, Lourdes Argüelles y Cecilia Guerrero, en esos famosos descansos en Manos Solidarias (Conesa) después del almuerzo y de una ardua mañana de trabajo.
Noviembre de 2005.
Segundo Rodaje.
1: Federico Menna desde la trafic filmando las chacras.
2: Bruno Manca cámara en mano y Melina Aramburú atrás, tomando fotografías, en la portería. El día en que los chicos de 6to grado, del Colegio María Auxiliadora, visitaron las ruinas del Ingenio junto a Inés Luna, la historiadora local.
3: Rafael Ontiveros haciendo unas tomas en Plaza San Martín.
Llegada al pueblo.
Terminal de General Conesa.
Noviembre de 2005.
De Izquierda a derecha: Lourdes Argüelles, Rafael Ontiveros, Federico Menna, Cecilia Parodi y Bruno Manca.
En el año 1929, se inauguró un Ingenio de azúcar de remolacha en Colonia San Lorenzo a 15 kilómetros de la localidad de General Conesa, provincia de Río Negro (Patagonia Argentina).Se trató de un importante emprendimiento, tanto para la región como para el país. Las condiciones ambientales se pronosticaban más que óptimas para una futura zona azucarera, se destacó por el tamaño de la inversión en un lugar casi despoblado (se instalaron cientos de inmigrantes europeos) y por la inclusión de una novedosa industria para la elaboración de azúcar. Es considerable aclarar que, en esos años, grandes problemas socio económicos afectaban no sólo a la Argentina, sino al mundo entero luego de la famosa caída de La Bolsa en los Estados Unidos.
Juan Pegassano y Benito Lorenzo Raggio fueron los inversores mayoritarios, provenientes de diferentes empresas de Capital Federal. Junto con accionistas de distintos lugares de la provincia de Buenos Aires, implantaron en tierras de su propiedad las instalaciones del Ingenio. Además de la fabricación de imponentes edificios para la elaboración del azúcar, se trajo maquinaria Skoda de Checoslovaquia, se construyeron canales para regar 4.000 hectáreas, y obras secundarias para radicar y dar empleo a más de 350 familias. Se construyeron complejos en las colonias San Lorenzo, La Luisa y San Juan. Entre otras construcciones se edificaron viviendas (para obreros, empleados, chacareros y administradores), usinas, depósitos y galpones, hotel, talleres mecánicos, estación de policía, granjas, panaderías y proveedurías.
En 1933, luego de las primeras zafras que iban en aumento, la compañía instaló un ramal de ferrocarril económico (trocha angosta) con una extensión de 107 kilómetros. Unía la estación Lorenzo Vintter (entre la capital provincial de Viedma y la localidad portuaria de San Antonio Oeste), con la estación San Lorenzo ubicada frente al Ingenio. Frente al pueblo, a 15 kms, se construyó la estación de Conesa, y a unos 15 kms más la estación Sosa, en Colonia San Juan. El Trochita favorecía no solo el traslado del azúcar, materiales para el mantenimiento y de pasajeros, fuera de la zona, sino también la materia prima dentro de las colonias. En esa época con el tren mucha gente podía llegar más fácilmente, incluso para urgencias médicas, a Captital Federal.
Se ponía en marcha una región azucarera. El rendimiento de la remolacha alcanzó casi el 15% en el año 1935, donde también logró la máxima cosecha (32.811.522 toneladas). Dicho rendimiento superaba ampliamente al de la caña azucarera en las provincias del norte (Tucumán, Jujuy y Salta, entre otras) que en esos años apenas si sobrepasaba el 9%. El clima templado del sur argentino, húmedo en el sureste bonaerense, con riego en los valles de los ríos Colorado y Negro, y en Villarino y Patagones con suelos adecuados, podía permitir la creación, con el tiempo, de una nueva región azucarera, más cercana a la zona consumidora del Gran Buenos Aires y con un centro portuario en Bahía Blanca, que hasta podría lanzar a la exportación rápidamente, y con menor recorrido, a los sobrantes productivos.
La presión de los monopolios y el principio del fin
Frente a estas amenazas y cifras es fácil deducir la molestia que ocasionaba en los poderosos intereses del empresariado azucarero del Norte (se destaca el apellido Patrón Costa entre otros), aliados a los más altos niveles políticos de ese tiempo, en que la oligarquía agro-importadora reinaba poderosa. La presión que este monopolio ejercía era tal que lograron la implementación, por parte del gobierno, de una ley azucarera que fijó una mezquina cuota de 2000 toneladas anuales para Río Negro, contra las 5000 que producía. El sur del país incluyendo el sur de Mendoza consumía unas 80.000 toneladas anuales. Junto a ésta limitación, se sumaron otros factores. Entre otros la aparición de un virus que afectaba las plantaciones, para lo cual Raggio y Pegassano contrataron a un ingeniero de E.E.U.U que, sin éxito, intentó solucionar el tema. Esto devino en el aumento de los costos del transporte, ya que la compañía estuvo obligada a recurrir a zonas más lejanas. Se suman la no conclusión de la infraestructura de canales, que estaba proyectada para la zona por el gobierno nacional, y la falta de apoyo por parte del mismo. Vale destacar que Río Negro no era aún provincia y carecía de fuerza política para defenderse del poder de la oligarquía. Dichas presiones y factores provocaron la decisión de sus dueños de dejar el negocio en el año 1941, vendiendo todas sus instalaciones. Luego de un remate, una compañía azucarera del Norte se hizo cargo del edificio, y también se llevó parte de la maquinaria junto con otra empresa proveniente de Uruguay. La empresa del Norte hizo levantar los techos como primera medida y al poco tiempo demolió las instalaciones del Ingenio. Ya en la presidencia de Frondizi, se levantó el ramal ferroviario.
De esta manera se logró la postergación de una industria que era prospera para el país, y que aún así en el transcurso de las décadas, si bien hubo algunos intentos en otras provincias de incursionar en ella, nunca más se retomó.
El cierre del Ingenio es señalado por muchos conesinos como factor fundamental de la postergación económica y social de la zona.
El pueblo, hasta el día de hoy, se pregunta porque no se siguió explotando la industria y sigue nombrando a Patrón Costas, poderoso oligarca dueño del monopolio azucarero del Norte, como principal culpable de lo ocurrido.
Arriba de izq. a derecha: Ezequiel Epifanio. Federico Menna y Rafael Ontiveros
Abajo de izq. a derecha: Bruno Manca, Juan Uriz, Cecilia Parodi, Melina Aramburú.
Febrero de 2005, Residencia Femenina, General Conesa (R.N)
"EL INGENIO SAN LORENZO" LARGOMETRAJE DOCUMENTAL Y MUESTRA FOTOGÁFICA
UNA PRODUCCIÓN DE INGENIO REALIZACIONES:
Federico Menna Cecilia Parodi Bruno Manca Rafael Ontiveros
En memoria de Federico Menna y de todos los ex-trabajadores y personas que de alguna u otra manera se vieron vinculados a la historia del Ingenio.
Portada del DVD
Diseño de Gonzalo Campana
EL INGENIO SAN LORENZO - BREVE SINOPSIS
El vehículo puede ser un automotor o bien una cámara, una máquina del tiempo que los llevará a un pasado latente con algunas heridas que parecieron no cerrar.
Historias que se encuentran fuertemente ligadas a un pasado en común: el ingenio San Lorenzo, una fábrica de azúcar de remolacha a quince kilómetros de la localidad de General Conesa, provincia de Río Negro, que funcionó durante la década del treinta y que debido a fuertes presiones desde los monopolios azucareros del norte del país fue rematada y luego dinamitada dejando a cientos de empleados sin trabajo.
Una industria novedosa en el país con altos rendimientos productivos es destruida por el poder avasallante de los monopolios dejando una herida abierta en un pueblo que aún hoy mira con nostalgia su época dorada.
La aparición de un virus que pudo haber sido un sabotaje, la explosión de una caldera que mató a un obrero y las presiones ejercidas desde el gobierno nacional para perjudicar la producción de azúcar entre otros factores, son temas que han generado un mito regional sobre la desaparición del ingenio.
El Ingenio San Lorenzo, un viaje a la memoria viva de un pueblo.
Ficha Técnica
La Plata - Buenos Aires General Conesa - Río Negro
Color y B y N 110 minutos Formato DVCam
Disponible en formato DVD
Rodado en Febrero de 2005 - Noviembre de 2005 - Febrero de 2007
Fecha de Estreno: 29-12-2007 en Conesa (R.N)
Rodado en:
General Conesa - Río Negro San Antonio Oeste - Río Negro
General Roca - Río Negro
Viedma - Río Negro
Patagonia - Argentina
Largometraje Documental de producción totalmente independiente realizado con el apoyo de:
Vecinos y comerciantes de la comunidad del Valle de Conesa.
Departamento de Cine y Artes Audiovisuales - Agencia Cultura Río Negro - Subsecretaría de Cultura
INVESTIGACIÓN: Gastón Ferraiuolo - Rafael Ontiveros - Bruno Manca - Cecilia Parodi - Federico Menna - Ezequiel Epifanio .
APOYO EN INVESTIGACIÓN Y BIBLIOGRAFÍA: Inés de Luna, Antonio "Tony" Marcattilli, Centro Documentario Patagónico, Biblioteca Popular General Conesa, Vecinos de Conesa, Museo Histórico Regional de Conesa, Biblioteca de la "Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle" INTA (Guerrico) General Roca.